desde lo oscuro
de mi cuarto
te veo,
conversando alegre,
riendo,
compartiendo y
amando.
discutiendo,
pero siempre
disfrazando
tu soledad
de muchas noches.
María Emilia Cornejo
desde lo oscuro
de mi cuarto
te veo,
conversando alegre,
riendo,
compartiendo y
amando.
discutiendo,
pero siempre
disfrazando
tu soledad
de muchas noches.
María Emilia Cornejo
la casa
nuestra casa,
hoy es
un libro,
una flor,
un bosque
y un río.
es un amigo,
un saludo,
música ligera
en soledades
invernales;
y es
tu mano en la mía
juntos
tu cuerpo y yo.
María Emilia Cornejo
he vuelto al camino de la soledad
al camino de la transparencia y la limpieza
he vuelto a los lugares inéditos
donde miedos milenarios pugnan por salir.
he vuelto
yo lo sé,
a la angustia de una noche que se acaba,
al poema terminado,
al silencio,
a mi vida.
María Emilia Cornejo
debí seguir tus consejos,
no leer más a Kafka
ni frecuentar esos cafés
que tú sí frecuentas;
pero es tarde
hace frío
y estoy sola.
María Emilia Cornejo
soy
la muchacha mala de la historia,
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido.
soy la mujer
que lo engaño cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama
soy
la muchacha mala de la historia.
María Emilia Cornejo
entro lentamente por tus venas
hasta inundar
todos los rincones de tu cuerpo
rescato tu nombre milenario
en cada arteria
te pierdo y me encuentro
en la profundidad de tu mirada
sin compañía alguna
invado tus pulmones
y vivo
y me creo
con el aire que respiras
avanzo por debajo de tu piel
y organizo con exactitud
el metabolismo de tus penas
y tu cuerpo se convierte
en la zona sagrada de mi vida.
sin embargo,
hoy es mañana
y mañana será nunca
María Emilia Cornejo